Alicia Lira: “Para mí era vital resistir con todo mi tiempo, amor y cariño”
- En el marco de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer y a meses de que se cumplan 50 años del golpe cívico-militar, la histórica activista Alicia Lira abre esta serie de entrevistas con las que la Agrupación Nacional de Empleados Fiscales (ANEF), busca reconocer a mujeres que abren caminos y han hecho historia en nuestro país.
Alicia Lira es una destacada activista de derechos humanos chilena, que ha trabajado por décadas en la defensa de las víctimas de la dictadura militar en Chile. Lira es la actual presidenta de la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos, organización que representa a las familias de las víctimas de la represión política.
En esos tiempos, donde cientos de familias se rompieron producto de las detenciones y ejecuciones ilegales, fue fundamental la resistencia, entereza y también el cariño que las agrupaciones por la verdad y justicia que surgieron en esos tiempos, trajeron en su quehacer.
Particularmente relevante durante el régimen, que comenzó en 1973 y duró hasta 1990 fue el papel de las mujeres. El activismo de ellas en la dictadura militar fue muy diverso, y abarcó desde la participación en organizaciones políticas clandestinas hasta la creación de grupos de apoyo para las familias de las víctimas de la represión. Las mujeres jugaron un papel importante en la lucha contra la dictadura, a menudo trabajando en redes de solidaridad y organizando protestas y marchas.
Además, fueron fundamentales en la defensa de los derechos humanos durante la dictadura. Muchas mujeres se organizaron en grupos de derechos humanos y trabajaron para documentar las violaciones cometidas por el régimen militar, incluyendo las desapariciones, las ejecuciones y las torturas.
También podemos decir que la represión y la violencia de la dictadura afectaron especialmente a las mujeres, ya que muchas de ellas perdieron a sus hijos, esposos, hermanos o padres a manos de los militares. Esta experiencia de dolor y sufrimiento motivó a muchas mujeres a organizarse y luchar contra la dictadura, convirtiéndose en agentes de cambio en su comunidad y en el país en general.
13 balazos en su cuerpo
Alicia Lira nació en Concepción como la menor de tres hermanos y desde muy temprana edad trabajó para ayudar a la mantención de su familia. Al alero de una madre muy trabajadora, vivió en esta ciudad hasta que se anuncia el cierre de la Mina de Plegarias y la familia, con una Alicia de 14 años, decidió trasladarse a Santiago en busca de un mejor porvenir. Allí, la mujer se desarrolló laboralmente en diversas empresas del gremio textil, donde se destaca como dirigenta sindical incluso desde sus 18 años de edad.
Posteriormente se une a las Juventudes Comunistas, contexto en el que conoce a Felipe Rivera, quien se convirtió en su esposo y compañero en las luchas populares. Más tarde, trabajaron juntos en la campaña donde Salvador Allende fue electo Presidente de la República.
Luego, con la llegada del “mercado negro, el sabotaje y las calumnias”, como lo describe Lira, la mujer también participó de forma activa en la defensa del Gobierno de la Unidad Popular. “Íbamos a hacer claridad política, de por qué existía el mercado negro, por qué escondían las mercaderías“, recuerda. Con la llegada del Golpe Militar, el trabajo de resistencia continuó, enfocado en reagruparse y reorganizar el movimiento.
Esto, hasta que en agosto de 1986, el hermano menor de Alicia, Diego, fue detenido ilegalmente en la cuarta región. “Más que mi hermano era mi yunta, inseparables desde que éramos niños. Y digo éramos, porque el falleció en 2003 producto de las torturas“.
Tras esta detención, Alicia viaja a La Serena a buscarlo, sin saber que ya había sido trasladado desde La Serena hasta Santiago. Casi al mismo tiempo, el “Negro”, amado esposo de Alicia fue detenido, a las dos de la madrugada del 8 de septiembre de 1986. “Mi esposo, cómplice de todo lo que hicimos y trabajamos, fue secuestrado y ejecutado camino a la rotonda hacia Pudahuel. Un hombre totalmente indefenso. En la autopsia le detectaron 13 balazos en su cuerpo“.
Lucha contra la represión
Estos trágicos sucesos llevaron a la activista a ingresar a la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos (AFEP). “Las primeras que salimos en la dictadura fuimos mujeres. Yo rescato la memoria, las mujeres de las ollas comunes en nuestras poblaciones también, que cumplieron un rol político vital, de resistencia, apoyo y solidaridad para quienes quedaron desamparados o no tenían trabajo“.
También en esos tiempos, otro tipo de organizaciones de mujeres de las poblaciones crean el “Comprando Juntos”, que significaba organizarse en una directiva de mujeres para comprar al por mayor, para luego ofrecer los productos a bajo precio a la vecindad, como una forma de hacer frente a la pobreza extrema, alta cesantía y las familias que muchas veces quedaron sin su principal proveedor en la época.
“Incluso en todas las ausencias y dolores había un pueblo digno, había un pueblo solidario. Duelen las ausencias, y cómo se rompió nuestro proyecto de sociedad, no era un proyecto de un gobierno, era el proyecto del gobierno junto a su pueblo y un proyecto del pueblo junto a su Presidente. Y eso se veía, se respiraba, se aplicaba en todas las formas. Y eso es algo que nos llena de orgullo y dignidad, y de ausencias que van a durar toda la vida“.
En su labor por los derechos humanos, Alicia encontró una verdadera familia, un lugar donde resistir a la crueldad y la tiranía, no solo por sus pérdidas sino las de todo un país. “Hubo momentos en que me vi muy mal económicamente, fueron momentos muy duros. Pero para mí era vital resistir con todo mi tiempo, amor, cariño y resistencia. Era mi forma de aportar a la lucha de miles de chilenas y chilenos, desde mi posición como mujer de izquierda, como obrera. Una lucha que continúa aún hoy, cuando a cincuenta años algunos han ido impunes, ni siquiera con un castigo social“.
Cincuenta años
Precisamente en el marco de la conmemoración de la conmemoración del cincuentenario del Golpe de Estado, la activista quiso lamentar el reciente hallazgo de 89 cajas con osamentas humanas en condiciones deplorables y sin identificar, almacenadas desde el año 2019 por el Servicio Medico Legal, sin informar de ello a las familias de detenidos desaparecidos ni emprender la tarea de identificación de los mismos. Desde el 2001 a esa fecha, los huesos humanos se encontraban en dependencias de la Universidad de Chile.
En este sentido, la activista hizo hincapié en “la complicidad de personeros del Servicio Médico Legal. Ellos saben las décadas de búsqueda, los sentimientos de los familiares, la espera. Necesitamos que los trámites se apuren, y eso es responsabilidad de la falta de voluntad de los gobiernos“.
Pese a ello, Lira agregó que hoy sienten un poco más de esperanza dada la disposición del nuevo Gobierno, donde existe un compromiso más concreto, expresado por ejemplo en el Plan Nacional de Búsqueda de las víctimas de desaparición forzada durante la dictadura civil militar, una iniciativa estatal prácticamente inédita.
En cuanto al carácter que, desde el tejido social, se buscará dar a la histórica conmemoración, Alicia explica que “la cultura es inherente a la memoria y la resistencia que hemos dado de forma permanente en el tiempo. Hay símbolos de alegría, de colores, de ausencias y penas. Es una mezcla, y nosotros los familiares siempre hemos pensado más allá de nosotros mismos, porque las secuelas de estos hechos afectaron a toda nuestra sociedad“.
Por otro lado, la mujer es tajante en señalar que “el Estado le debe a este país la verdad total y la justicia plena. No resiste que este Gobierno no cumpla. Nosotros tenemos confianza, pero creemos que el Presidente Boric debe ser riguroso con los mandos intermedios, que han ayudado a blanquear a civiles cómplices de los crímenes del terrorismo de Estado“.
El trabajo de Alicia Lira durante la dictadura militar y luego de ella ha sido fundamental para la construcción de una sociedad más justa y democrática en Chile, y su legado continúa inspirando a nuevas generaciones de activistas.