Con amor a la educación

“Compatibilizar el trabajo y la casa para nosotras, las mujeres, es muy complejo. Nosotras somos las que siempre cedemos; preparamos almuerzo, lavamos la ropa, planchamos y lo otro va quedando para el final”. 

Hace solo unas semanas comenzamos en el elajitador.cl a preparar un reportaje sobre la situación de la educación en tiempos de pandemia.  Fue bajo esa premisa que contacté a Beatriz.  A medida que conversábamos, sus palabras fueron envolviendo el momento.  En muchos episodios de su relato fue inevitable retroceder el tiempo y recordar a quienes nos enseñaron a leer y escribir. A quienes por años, tuvimos como héroes y heroínas de nuestro propio crecimiento como personas.   La entrega por quienes educan es un elemento central en las palabras de Beatriz…tras ella hay tantos y tantas profesores y profesoras que hoy ingenian dulces momentos para encantar en tiempos de crisis, con materias y guías.

Beatriz Zúñiga Rojas es educadora diferencial, en una escuela de lenguaje, en la comuna de Temuco.  Sus alumnos tienen entre 3 y 5 años de edad y esta es su historia actual.

“Entramos el día 4 de marzo a la escuela.  Yo trabajo con preescolares y las dos primeras semanas son de adaptación.  Allí se hacen actividades de bienvenida, de acercamiento a la escuela y recién estábamos terminando esa etapa y comenzó la pandemia” nos relata.

Nos cuenta que comenzada la cuarentena, se impusieron el reto de dar respuesta educativa a todos los niños y niñas.  “Lo primero era hacer grupos de whatsapp para estar comunicados con ellos (padres) y contarles que íbamos a hacer.  Comenzamos a planificar y hacer las actividades online.  Como son tan pequeños se requiere de la ayuda de los padres.  Tutorial de la actividad a cada papa.  Grabamos videos para ayudarlos en las actividades.  Todo esto por medios del whatsapp” aclaró.

Antes de que yo le consulte por aquellas familias que no cuentan con los medios tecnológicos para acceder a los tutoriales,  ella se adelanta y me relata que para los padres que no contaban con internet, la estrategia fue otra y que demandó un enorme esfuerzo por parte de ella y sus colegas “Eso ha sido muy complejo, pues no todos tienen el mismo acceso y manejo.  Entonces comenzamos a imprimir para más de 100 familias.  La primera entrega, se le hizo a muy temprano, en la mañana.  Se les pidió que fueran por turnos.  Yo llegué cerca de las 7 de la mañana.  A esa hora pudimos entrar al colegio e imprimir y luego por una pequeña ventana les entregamos los materiales.  Con funda el material y nosotros con guantes y desinfectantes” recuerda Beatriz.

Cuando le consulto por quienes son sus pequeños estudiantes, la dulzura de sus palabras los retrata “Son pequeños mis estudiantes y están súper desordenados con sus hábitos y horarios. Para ellos continuaron sus vacaciones. Son niños con trastornos del lenguaje.  El hábito se lo damos en la escuela.  La escuela no está en su casa y su mamá no es la profesora.  Por ejemplo, si tu les dices que deben hacer bolitas de color rojo y en su casa no hay plasticina de ese color, es un problema pues ellos son súper concretos en su pensamiento y lo que dice la tía es lo que debe hacerse.   Todas esas situaciones son importantes ahora.  Parecen simples, pero son las dificultades que enfrentan los papas actualmente.  Para mis estudiantes es muy importante el horario de colación, por ejemplo, entonces les cantamos por vídeo. Ellos cantan las canciones para ir al baño y para comer.  Eso requiere de mucho apoyo de sus familias y no todos tienen la posibilidad de hacerlo.  Porque están en sus trabajos o stressados por hacer trabajo desde la casa”.   

Con amor a la educación

Su voz se torna reflexiva.  Piensa que en este momento, en que la ciudad de Temuco se encuentra en cuarentena total, las cosas se complican “Tenemos que usar a pedidos ya, por ejemplo, para enviarles el material a las familias que no pueden imprimir.  Pensando que son niños de escasos recursos, que nos necesitan hoy más que nunca y no sólo ellos sino que sus familias también.  Ha sido un trabajo enorme.  Ahora se vienen las vacaciones de invierno, encerrados en sus casas haciendo tareas, no es la idea” nos señala.

Nos cuenta que su trabajo va adaptándose diariamente a lo que vaya sucediendo con la pandemia.  La situación es sobre la marcha. Le preocupa el como lo harán con las evaluaciones.  “Necesitamos evidenciar que los niños hicieron sus trabajos, de que todo este tiempo, estuvimos haciendo algo.  Nuestra escuela es particular subvencionada.  Se paga cuando el niño asiste al colegio, entonces tenemos que comprobarle al Ministerio que el niño si trabajó.  Sabemos que recibiremos el sueldo del mes de marzo normal, pero no sabemos qué va a pasar abril o mayo” nos relata preocupada.

Compatibilizar el trabajo con la casa

Cuando le menciono el cómo compatibiliza su trabajo como docente, con los quehaceres de su casa, ella me indica que eso ha sido lo más difícil de todo.  No puedo dejar de pensar en mi propia infancia.  Entre pruebas que corregir de mi padre y clases que preparar de mi madre.  Esa es una historia conocida por quienes tenemos un profesor o profesora en nuestra familia.  El llevar trabajo para la casa y entre tazas y platos ver como las horas pasan. Entre exámenes que preparar y materiales novedosos para entregar.  Beatriz no es la excepción.  “Eso ha sido súper complicado, muy difícil.  Los profesores tenemos mucha vocación, a mi me encanta lo que hago y lo hago de la mejor forma posible.   Con mucho cariño.  Nunca había estado tanto tiempo en la casa.  Sólo cuando tuve a mis dos hijos, de 16 años el mayor y 2 años nueve meses, el pequeño Rodolfo.  Este último, está feliz en la casa con nosotros, por su corta edad es absolutamente dependiente.  Vivimos en un departamento en el piso 13.  Áreas comunes ya no existen, salir al patio tampoco, entonces compatibilizar esa realidad con el desafío del trabajo es muy complicado” nos indica.

“Compatibilizar el trabajo y la casa para nosotras las mujeres es muy complejo. Nosotras somos las que siempre cedemos; preparamos almuerzo, lavamos la ropa, planchamos y lo otro va quedando para el final.  Para la noche. siempre para después.  Eso es complejo pues se debe ir respondiendo y cumpliendo con ciertas cosas que te van solicitando durante todo el día en tu trabajo.  Tuvimos que adaptarnos rápidamente a este nuevo sistema.  Es un desafío entender que ahora todos los apoderados tengan tu teléfono, a estar comunicadas vía remota con todos los apoderados,  No estamos acostumbrados a grabarnos.  Sesenta personas tienen tu número…es difícil” nos aclara.

Lo importante: la familia

A momentos de la conversación, sus palabras calan profundo.  Con la simpleza de lo cotidiano pero con el enorme desafío de educar más allá de los contenidos.  Me cuenta que la meta es  llegar a cada casa donde esté un alumno o alumna.  Su apuesta es darle respuesta educativa a cada uno de esos hogares.  “No tenemos otra alternativa.  Si no debemos llevarle sus materiales, porque esa es la responsabilidad de un colegio.   No podemos decir “Yo no pues estoy en cuarentena.  Yo no salgo.  Yo no me arriesgo”.  Los niños nos necesitan.  Ellos y sus familias.  No podemos dejarlos sin respuesta.  Hay que ser empáticos con la situación.  Ha sido súper fuerte lo que estamos viviendo.  Nos ha quitado el sueño.  Hoy el mensaje es decirles a los pequeños que el lugar donde mejor estaremos es en nuestras casas, desde donde hoy no podemos salir.  Ese mensaje trato de entregárselos a mis pequeñitos.  Les he dicho que pinten arcoíris y los peguen en sus ventanas, porque después de la tormenta siempre tendremos un arcoíris para ver.  Después podrán volver a jugar con los amigos y podrán volver a la escuela.  Muchos lo han hecho, lo han pintado en sus casas o en edificios…eso enriquece el alma.  Que los niños valoren este tipo de actividades en sus casas.  No es solo importante aprender que oso parte con O.  Es quizás el momento de aprender de nuestra propia familia: a cocinar, a bailar como familia, aprender a estar juntos.  Esa es la verdadera enseñanza por estos días” concluye.

A través de Beatriz quisiéramos como elajitador.cl brindarles un homenaje sencillo a quienes son el pilar de nuestra sociedad.  A quienes nos enseñaron a leer y a escribir.  A quienes se desvelaron pensando en cómo podrían hacernos aprender.  A quienes nos vieron crecer y quienes se alegran de vernos como personas adultas.  A Eduardo y Marlene.

Beatriz Zúñiga Rojas, educadora diferencial: Con amor a la educación por Betty Boom