“Las Voces Bordadas: Memoria y Resistencia de las Arpilleras de Puerto Montt”
“Entre Hilos y Recuerdos: La historia de cómo un grupo de mujeres en Puerto Montt, a través del arte de las arpilleras, mantienen viva la memoria colectiva y desafían el olvido, 50 años después del golpe militar en Chile.”
esde la época del Comité de Cooperación para la Paz en Chile hasta la Vicaría de la Solidaridad, siempre inspiradas por la figura entrañable de Violeta Parra, el arte de las arpilleras ha sido un baluarte en la lucha contra el olvido y por los derechos humanos.
En Puerto Montt, un grupo de doce mujeres revive esta tradición, bordando con hilos y telas los oscuros capítulos de la dictadura y las violaciones a los derechos humanos. A través de su arte, buscan sanar heridas, tanto personales como colectivas, y educar a nuevas generaciones para asegurar un futuro donde prevalezca la justicia, la memoria y la dignidad.
El Grupo “Bordadoras de Sueños” está integrado por : Annemi Wehrmeister T. ; Juana Cárcamo C.; Olivia Rivera M., María Gallardo M.; Patricia Saavedra C.; Rosa Foix C., Nora González A., Rosa Amaro V.; Alejandro Alvarado, María Eliana Perán y la coordinación de Sol Urrutia V. Su punto de reunión es el Consultorio Antonio Varas en Puerto Montt y en el último tiempo han hecho presentaciones de sus trabajos en distintos puntos de la comuna y de la provincia.
Una tarde de jueves, un día habitual de reunión, conversamos con ellas y entre hilos y bordados nos fueron tejiendo sus historias, experiencias y reflexiones.
TEJIENDO PAZ
“Desde siempre, me he sentido atraída por las texturas y los hilos”, confiesa Rosita F. Al recordar los 50 años del golpe, se sumergió en la lectura, conectando con su propia historia: “Aunque tenía sólo 12 años en ese entonces, a través de los bordados encontré un medio para procesar y encontrar paz. Los hilos y colores representan no solo la oscuridad de aquellos días, sino también la esperanza y la luz, fundamentales en nuestro proceso de sanación.”
La importancia de preservar y transmitir estos recuerdos es vital para ellas. Aunque no todas experimentaron pérdidas directas, sienten una fuerte responsabilidad colectiva. “Fui invitada a ayudar a visibilizar la historia a nuevas generaciones. En mi familia, afortunadamente, no hubo víctimas directas de la dictadura, pero comprendo la importancia de compartir esta parte de nuestra historia”.
“Fui invitada a ayudar a visibilizar la historia a nuevas generaciones. En mi familia, afortunadamente, no hubo víctimas directas de la dictadura, pero comprendo la importancia de compartir esta parte de nuestra historia”.
EL ECO DE UNA TRAGEDIA
Para Rosa Amelia su motivo fue preservar la memoria de una tragedia en la provincia de Palena. Un padre y sus dos hijos hasta hoy desaparecidos: “El dolor de la familia Velásquez en Palena me impulsó a confrontar emociones que había guardado. Eran mis vecinos; incluso Raúl y yo íbamos juntos al colegio. Durante el golpe, estando cerca del lago Yelcho, desaparecieron, dejando un rastro de sufrimiento. Solo uno de los niños sobrevivió, y supe que el mayor fue asesinado. Aunque espero reencontrarlos algún día, no he tenido más noticias desde entonces.”
BORDADO COMO LEGADO
Para María también fue enfrentar una pérdida familiar “ En mi familia vivimos la desaparición de un ser querido. Mi tío, José Adalid Maldonado Velázquez, un hombre soltero, mayor y sin hijos, vivía en Palena cerca de un río. Era agricultor y poseía tierras y animales. Durante el periodo del golpe, desapareció sin dejar rastro. Recuerdo cómo mi madre y padre viajaron a Palena en su búsqueda. A pesar de sus esfuerzos, nunca tuvieron noticias de mi tío. El Estado incluso se apoderó de sus propiedades. No sé si mi madre llegó a denunciar oficialmente su desaparición o si inscribió su nombre en algún registro. Es triste pensar que muchas desapariciones, especialmente de personas como mi tío, quizás nunca se denunciaron”
RECREANDO HISTORIAS
“Siempre he sentido una profunda admiración por Violeta Parra, dice Olivia Rivera, y aunque nunca tejí o bordé como lo hacía mi madre, la palabra “arpillera” siempre evocó en mí una conexión especial. Hace 50 años, en mi último año de colegio, hice un bolso de arpillera, era mi bolso hippie”. Durante el golpe militar, ese bolso desapareció cuando los militares confiscaron libros y cualquier material con contenido educativo o crítico. Lo atesoraba, ya que era un recuerdo de mis días en el liceo de niñas de Osorno.
“Al enterarme de este curso de arpillera, me transporté mentalmente a aquellos tiempos y decidí recrear ese bolso, no para mí, sino como un legado para mis nietos. Como defensora de los derechos humanos, entendí la importancia y el propósito detrás de esta labor, especialmente en el 50° aniversario del golpe. No podíamos ser meros espectadores; teníamos historias que contar y emociones que compartir”
TEJIDO DE DERECHOS HUMANOS
“Soy Lorena. A los 8 años, presencié la detención y tortura de mi padre en la cárcel de Chin Chin. Esos momentos están profundamente grabados en mi memoria. La arpillera que tejí refleja un fragmento tangible de esa época: muestra a mi familia -mi hermano, mamá y yo- visitando a mi padre en prisión. Mis padres eran miembros del Partido Socialista. Aunque nunca milité, siento un vínculo innegable con la defensa de los derechos humanos, arraigado en mi historia y linaje.
“Para mí, tejer arpilleras no es solo un acto artístico, sino también una forma de inmortalizar mi legado familiar. Mientras trabajo en mis creaciones, mi familia se suma al proceso, ya sea aportando ideas o simplemente siendo testigos. A través de mis tejidos, puedo transmitir aspectos de nuestro pasado que quizás serían difíciles de entender solo con palabras”
Y los relatos se multiplican y se mezclan con distintas vivencias: “ Cuando recientemente conmemoramos los 50 años de esos eventos en Llanquihue, un detalle en una arpillera, que mostraba la cámara de Rodrigo Rojas rodeada de velas y llamas, me trajo de vuelta todo el dolor de aquel día donde fue quemado por una patrulla militar junto a Carmen Gloria Quintana. Aunque vivo en Llanquihue y soy originaria de Puerto Montt, siempre siento la necesidad de volver a estos lugares, pues el mensaje detrás de estas historias es demasiado poderoso para olvidar”.
RECUERDOS BORDADOS.
“ En mi caso personal, dice Nora, tuve un primo que sufrió mucho a manos de la dictadura. Lo torturaron y golpearon de manera brutal. Después de pasar varios días en el hospital, lamentablemente falleció aquí en Puerto Montt. Su apellido era González y descansa en el cementerio general. Mi padre también vivió momentos difíciles: durante la dictadura, llevaron a todos los hombres mayores de 18 años al lugar donde ahora se encuentra el Supermercado Líder en Presidente Ibañez, que en ese entonces era un matadero. Durante el allanamiento, muchas mujeres, incluyéndome, nos quedamos solas. Recuerdo estar con mis dos hijos, sintiendo miedo y angustia, pero afortunadamente, no nos pasó nada más grave.”
ARTE Y MEMORIA COLECTIVA
Soy Annemi, antigua empleada del correo de Viña del Mar y actual artesana de lana en Puerto Montt. Me integré al primer taller en Antonio Varas, surgido de la colaboración entre Prais ( Programa de reparación del Estado) y Cesfam ( Centro de Salud). Inicialmente, nos enfocamos en bordados, perfeccionando técnicas y estilos. Posteriormente, con el enfoque en el 50º aniversario, evolucionamos. Gracias a un proyecto con Prais y diversas donaciones, conseguimos los materiales necesarios, incluida la arpillera, para consolidar nuestro espacio.
“El trabajo colaborativo es esencial en nuestro taller. Si bien cada pieza individual tiene su valor, la suma de esfuerzos para crear memoriales conjuntos resulta en obras singulares. Coordinar habilidades, visiones y pasiones es un reto que hemos abordado con éxito, como se refleja en nuestras presentaciones en la Casa del Arte Diego Rivera.
Para concluir, quiero enfatizar la recuperación del sentido comunitario perdido durante la dictadura, indicó Annemi, líder del grupo. En este taller, hemos reavivado ese espíritu de solidaridad, y el resultado ha sido simplemente inspirador. Es el reflejo de lo que hemos construido juntas.
MENSAJE PARA LAS GENERACIONES JÓVENES
Todas coinciden en señalar que es esencial que las jóvenes generaciones conozcan la historia de Chile. “ Hoy en día, muchos jóvenes están sumergidos en la tecnología, y si no aprenden sobre nuestra historia, perderán parte de su identidad. Esto es un trabajo colectivo, un esfuerzo nacional. Considero que debería ser obligatorio que, en todas las escuelas, se conmemore y se discuta el tema cada 11 de septiembre. Sin embargo, muchos evitan el tema, quizás por miedo“
Además, al observar la reacción de la gente frente a sus exhibiciones, notan que se toman el tiempo para leer y entender las historias detrás de cada bordado. “Esto me da esperanza de que estamos logrando sensibilizar y educar a la comunidad. Sin embargo, aún queda mucho por hacer y contar. Cada bordado tiene una historia detrás, y es vital que se compartan estas narrativas. La arpillera no solo es un medio artístico, sino que también tiene el poder mágico de conectar a las personas con el pasado”.
– ¿Y el futuro qué? ¿Cuáles son las proyecciones que tiene el grupo?
Tienen exposiciones en distintos lugares de la zona, mucho trabajo , y un par de sueños . Llegar – como la Violeta al Louvre en Francia- y más cerca y posible, ir al Museo de Derechos Humanos.