Momento de respiro en la pandemia: ¿Cómo se encuentra el turismo?
Los rubros del turismo, hotelería y gastronomía son sin duda algunos de los más golpeados. No sólo por esta pandemia, sino también por el gran estallido social vivido en octubre de 2019.
Hoy, sin embargo, esta situación parece ir remediándose. Así lo confirma la Encuesta Nacional de Empleo del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) para el trimestre móvil mayo-junio-julio de 2021. Según el informe, los trabajadores del sector a nivel país bordean el millón de personas, 126.949 más que en el mismo periodo en 2020.
En la Región de Los Lagos el panorama también es alentador. Fue la cuarta región más visitada en todo el país en el trimestre, y la que registró mayor cantidad de pernoctaciones en el sur de Chile, con un registro de 23.462. Un segundo lugar lo ocupó Los Ríos con 4.947.
Mujeres a la cabeza
La directora regional de Sernatur Los Lagos, Paulina Ros, comentó además que se proyecta un aumento de la ocupabilidad en todos los destinos. Para este mes de septiembre, Chiloé proyecta un 75% de ocupabilidad. El destino Lago Llanquihue y Todos Los Santos un 90%, Puerto Montt un 85% y Patagonia Verde (Cochamó, Hornopirén, Hualaihué, entre otros), un 80%.
En este escenario, tres mujeres, protagonistas y trabajadoras de la industria cuentan su experiencia durante la pandemia, y cómo se encuentran en el momento de disminución de casos que vivimos actualmente.
El testimonio de Yarela Aburto, presidenta del sindicato del Hotel Diego de Almagro Puerto Montt, muestra una de las peores caras de esta pandemia, que ha impactado más duramente a ciertos rubros, entre ellos el turismo. Y que además ha marcado un retroceso de cerca de 10 años en cuanto a la inserción de la mujer en el mundo laboral.
De hecho, según la Encuesta Empleo-Covid19 publicada el 14 de junio de 2021 por el Centro UC de Encuestas y Estudios Longitudinales, del millón 100 mil empleos femeninos perdidos en la pandemia, sólo se han recuperado 507 mil, es decir, alrededor de un 45%.
Yarela cuenta que cuando inició la pandemia la empresa decidió disminuir el personal. En esa oportunidad también fueron afectados los miembros del sindicato, donde de sobre treinta trabajadores sólo quedaron doce.
La carga laboral aumentó, porque el hotel nunca dejó de funcionar. Además, la dirigenta cuenta que en otros hoteles de la cadena hubo sindicatos que se eliminaron por completo, porque todos los trabajadores fueron despedidos.
Al igual que para el estallido social, la actividad en el hotel nunca paró, incluso en cuarentena. “Aunque las noticias digan que no se podía viajar, la gente viajaba igual (…) nos veíamos sobrepasados”, cuenta.
No teniendo autoridad para exigir documentos o acreditar la razón de viaje, no existían posibilidades de limitar los ingresos. Incluso se recibieron huéspedes infectados con Covid-19 que contagiaron a los trabajadores.
Luego de un año y medio en pandemia, la trabajadora cuenta que “han contratado a la mínima cantidad de gente (…) el empleador se dio cuenta de que con la poca cantidad de gente que había igual podía sacar adelante el hotel”. Esto ha generado una gran sobreexigencia laboral.
Rosa González tiene 69 años, y 49 de ellos los ha pasado trabajando en el mercado de Angelmó. Su local es un esfuerzo familiar, que empezó su suegra, luego se integraron ella y su esposo y finalmente continúa hoy con su hijo. Actualmente, Rosa se desempeña como Presidenta del sindicato de Locatarios de Angelmó.
La larga cuarentena fue un duro golpe para el mercado. Cerca de un 80% de los locales debieron cerrar, entre ellos todas las tiendas de artesanía. Rosa cuenta que “fue bastante caótico eso porque nosotros estábamos acostumbrados a trabajar, y de un día para otro nos cerraron los locales”.
Es aquí cuando debieron buscar otras alternativas para subsistir. En el caso de Rosa, se dedicó a hacer empanadas y colaciones a domicilio, aunque con ello no alcanzaba ni el 20% de los ingresos que recibía trabajando en su local.
La locataria cuenta además que aunque recibieron apoyo del gobierno, fue de manera tardía, y agregó: “para todo lo que perdimos nosotros y todo lo que pasó, insuficiente”. La dirigenta contó que hoy Angelmó se está reactivando, y se encuentra recuperado en un 60%. Pero puntualizó que “lo perdido jamás se recupera si no que van llegando cosas nuevas”
Finalmente, la locataria invitó al público a asistir al mercado, y probar todo lo que tiene para ofrecer. Artesanía, pescaderías, queserías, verdulerías y más de 60 cocinerías para comer un tradicional curanto, pescado frito o pailas. Además, está la posibilidad de hacer un recorrido a la Isla Tenglo, “fácilmente puede dedicar un día entero acá en Angelmó”, agregó.
Yesica Valestra tiene 28 años, y desde hace 6 años se dedica al turismo. Es argentina, pero vive en Petrohué desde hace más de un año, y se dedica al turismo en el sector del Lago Todos los Santos. Trabaja con su pareja, aunque debido a la pandemia, por los primeros 7 meses de ésta, se vieron obligados a dejar el rubro.
Se reinventaron, su pareja, Javier, trabajó en la carnicería y en el comercio de madera para leña, y ella se propuso aprovechar su habilidad culinaria e inició un pequeño negocio de delivery de comida. A comienzos del 2021 decidieron volver al turismo, aunque de manera “más comedida”, cuenta Yesica. Pensando en el estado del rubro y los vaivenes de la cuarentena, tomaron pocos riesgos de inversión tratando de mantener el flujo de ingreso. Además, cuenta que en cuanto a ayudas del gobierno, sólo han recibido el IFE.
Hoy, aunque ambos están titulados en otras áreas, invierten el 100% de su tiempo en el Turismo, realizando excursiones por el Lago Todos los Santos y rentando a diario la cabaña en la que viven, que, como cuenta la trabajadora, es, por lo general, la base de su sustento. “La Cabaña de Pie Grande” escondida en el medio del bosque, al otro lado del lago, es a la vez el nombre de su empresa, y de su hogar.
Respecto a la recuperación post pandemia, Yesica cuenta que aún hay “constante incertidumbre”. Y agregó: “aún cuando se establece fase 3 o 4 en el sector y se puede trabajar, no es indicador de que generemos mayores ingresos”, esto ya que gran parte del flujo de turistas viene de Santiago. Este incierto panorama, cuenta, vuelve difícil “el planificar, tomar empleados, realizar inversiones que tarden demasiado en retornar entre otras cosas”.
Redacción: Manuela Barrueto
Fotografías: Manuela Barrueto